Las aventuras de Leticia y Natalia
Para Leticia, mi dipsómana Soror.
Festival Konex en Carlos Keen o (V).
Día extremadamente caluroso... Carlos Keen es un pueblo solitario, semejante al de “En las fauces de la locura” de John Carpenter. El vodka H. W. viene siendo nuestra bebida frecuente en los últimos tiempos, hasta el punto de haberla ingerido en una gelatina de frambuesa de muy cándido aspecto. No pudimos dejarla de lado en esta oportunidad en que íbamos dispuestas a disfrutar de la música. Una botella de 510 ml -que originalmente contenía agua mineral- fue una buena estrategia para que nuestra acompañante de aventuras no se quedara en casa.
Natalia la cargó con cara de satisfacción y embargada de un sentimiento tan contradictorio como su alma. Por un lado era un acto de ternura, por otro, uno de villanía (como Treplev matando una gaviota).
Así viajó con nosotras, quienes la protegimos como a un hijo a quien le habían vedado la entrada y luchamos por su derecho de admisión con fructíferos resultados.
Para entrar a disfrutar de la Pequeña orquesta R. tuvimos que tolerar circunstancias inusitadas...¡Qué vergüenza! ¡Qué manera de manosearnos la de esas ávidas -¿adoradoras de Safo?- con la excusa de que era su trabajo! ¡Qué vergüenza! Es inaceptable que ni siquiera en ese punto seamos respetadas: elegir, por lo menos, si el asedio corporal será perpetrado por una mano velluda... ¿Acaso es esto muy pretencioso?
La respuesta es rotundamente afirmativa. En un contexto de represión tal, es completamente ilusorio pensar en la posibilidad de elección.
Fue Leticia quien reparó en que había tantos agentes policiales como público. Ella, la primera irritada por las medidas sumamente obsoletas adoptadas por la Municipalidad del pueblo fantasma.
Natalia, por cierto, es muy afecta a indignarse. Sin embargo, y gracias a ese ¿don?... que... ¿la naturaleza?... le confirió, comúnmente llamado despiste (que en realidad es una cuestión de más profundidad en la que quizás ahondemos más adelante) no llega a advertir todo lo que la encolerizaría.
Leticia tomó la pequeña libreta y cumplió una brillante labor de taquígrafa. De aquella escritura, tan difícil de descifrar como la lineal B, se captan criaturas, caricaturas, palabras...
Día extremadamente caluroso... Carlos Keen es un pueblo solitario, semejante al de “En las fauces de la locura” de John Carpenter. El vodka H. W. viene siendo nuestra bebida frecuente en los últimos tiempos, hasta el punto de haberla ingerido en una gelatina de frambuesa de muy cándido aspecto. No pudimos dejarla de lado en esta oportunidad en que íbamos dispuestas a disfrutar de la música. Una botella de 510 ml -que originalmente contenía agua mineral- fue una buena estrategia para que nuestra acompañante de aventuras no se quedara en casa.
Natalia la cargó con cara de satisfacción y embargada de un sentimiento tan contradictorio como su alma. Por un lado era un acto de ternura, por otro, uno de villanía (como Treplev matando una gaviota).
Así viajó con nosotras, quienes la protegimos como a un hijo a quien le habían vedado la entrada y luchamos por su derecho de admisión con fructíferos resultados.
Para entrar a disfrutar de la Pequeña orquesta R. tuvimos que tolerar circunstancias inusitadas...¡Qué vergüenza! ¡Qué manera de manosearnos la de esas ávidas -¿adoradoras de Safo?- con la excusa de que era su trabajo! ¡Qué vergüenza! Es inaceptable que ni siquiera en ese punto seamos respetadas: elegir, por lo menos, si el asedio corporal será perpetrado por una mano velluda... ¿Acaso es esto muy pretencioso?
La respuesta es rotundamente afirmativa. En un contexto de represión tal, es completamente ilusorio pensar en la posibilidad de elección.
Fue Leticia quien reparó en que había tantos agentes policiales como público. Ella, la primera irritada por las medidas sumamente obsoletas adoptadas por la Municipalidad del pueblo fantasma.
Natalia, por cierto, es muy afecta a indignarse. Sin embargo, y gracias a ese ¿don?... que... ¿la naturaleza?... le confirió, comúnmente llamado despiste (que en realidad es una cuestión de más profundidad en la que quizás ahondemos más adelante) no llega a advertir todo lo que la encolerizaría.
Leticia tomó la pequeña libreta y cumplió una brillante labor de taquígrafa. De aquella escritura, tan difícil de descifrar como la lineal B, se captan criaturas, caricaturas, palabras...
-Natalia: El alcohol me aplacó más. Ellos son los violadores. ¿Y nosotras no? Por una cuestión práctica. Uno puede abusar... No sé si necesito otro falgos ¡y vos me estás desgrabando! Y eso que hoy más o menos pude decir cosas que no digo borracha. La naturaleza influenció. La naturaleza al apropiarse del vodka me dicta*. La tierra se portó bien. Yo le di y ella me devuelve, me dicta. Charly se debe estar drogando de manera sobrehumana. ¿Aparecerá duro? ¿O como la vaca rígida de costado? ¡Qué fea imagen! Nadie se dio cuenta. ¿La habrán llevado para enterrarla y darle su funeral? ¿Por qué se habrá muerto? ¿Sobredosis? ¿Le dio muerte súbita? La vaca sabía que se iba a morir. Esa pose no era de vaca que ignoraba que iba a morir. Por algo se echó... ¿Quién morirá como vaca? El azul es color que representa la inmovilidad y la eternidad. Olga vestía de azul. Las otras dos hermanas vestían de negro y blanco. Azul era inmóvil pero eterno. No sé por qué decía eso... Será porque la vaca era blanca y negra y las luces son violetas ahora...
* Refiriéndose a un vaso, cuyo contenido al caerse fue absorbido por la tierra.
* Refiriéndose a un vaso, cuyo contenido al caerse fue absorbido por la tierra.
8 Comments:
gracias por el link yo he hecho lo mismo.
La comunidad blog!
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Gabriel Crespo, at 7/3/06 11:59 a. m.
Probé en una fiesta de gringos gummy bears de vodka, verás, la preparación es la siguiente: Sirves la botella en un tuper o algo con tapa que selle bien y que sea lo suficientemente profundo para que entre todo el contenido y la bolsa de gummy bears. Tienes que dejarlos así un día entero o más. Los gummys crecerán hasta el triple de su tamaño absorviendo todo el alcohol y haciendose pipones de aspecto muy chistoso. Te comes unos 5 y las cosas se ponen mas chistosas aun.
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Gabriel Crespo, at 9/3/06 6:35 a. m.
Ay quien pudiera
Como la vaca morir
Sin dolor sin sufrir
Sin dudar yo quisiera
Abandonar la dipsomanía
En una lenta agonía
Yace la vaca inerte
Ante la parca asesina
Enfrentándose a la muerte
Crepando en la banquina.
Enfrentándose a la muerte
Ante la parca asesina
Yace la vaca inerte
En una lenta agonía
Abandonar la dipsomanía
Sin dudar yo quisiera
Sin dolor sin sufrir
Como la vaca morir
Ay quien pudiera
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Anónimo, at 28/3/06 6:45 p. m.
A aquella heroica vaca
que en el pasto estiró la pata...
Profeso gran admiración
Y en mis recuerdos quedará
Oh! Tamaña crueldad...
Oh! Tanática aparición
Asistir sin intención
Advertir la liviandad
de miradas sin piedad
por funestas, dignas de mención.
Tan poco del mundo supo
que cuna y sepulcro fue
¡Aquel pastizal infiel
que sin llanto la arrojó mudo!
Ninguna causa ha tenido
Para haber sucumbido
Pues el delito mayor
de la vaca es haber nacido...
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Cecily B. DeMented, at 31/3/06 1:55 a. m.
Ya mi guitarra le afino,
para el debate estoy listo,
y aunque yo no la haya visto
puedo hablar como argentino.
Y si al decir lo que opino
uso un término agresivo
será justo el adjetivo
pa'un animal fallecido,
más la vaca nunca ha sido
un mamífero muy vivo.
Al costado de la ruta
encontró ésta su destino,
suerte no fué en el camino,
ahí estuvo un poco astuta.
Y pa' acabar la disputa,
yo que recién me he enterado,
no quiero hablar del pasado
ni de cuestiones humanas,
porque ya me han dado ganas
de ir a comer un asado.
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TheNakedApe, at 11/4/06 7:33 p. m.
Dígame usted, compañero.
Dígame usted, compañero
y conteste con prudencia:
Cuál es la mansa presencia
que puebla nuestras praderas
y en melancólica espera,
con abnegada paciencia,
nos da alimento y abrigo
fingiendo indiferencia.
No me asusta el acertijo
y ya mi mente barrunta
por dónde viene la punta
de la... de un... de esa... de la... tan difícil historia.
La destreza y la memoria
son buenas si van en yunta.
No se ofende si le pido:
me repite la pregunta.
Nómbreme usted el animal,
nómbreme usted el animal
que no es toro ni cebú
Que pa’ ayudar la salud
y pa’ que a usted le aproveche,
le da la carne y la leche
en generosa actitud.
Tiene cola y cuatro patas
y cuando muge hace Muuu.
Ya le rimo la respuesta.
Ya le rimo la respuesta
que de la duda nos saca.
El animal que usted dice
tiene por nombre la vaca.
Me extraña mucho, compadre.
Me extraña mucho, compadre,
que sea tan ignorante.
Una payada brillante
octosílabos precisa,
en el final finaliza
y empieza por adelante.
Debe tener ocho versos
y ser de rima elegante.
No me asusta el acertijo.
Le contesto en ocho versos,
así su enojo se aplaca.
El error que usted me achaca
no es error ni es para tanto.
En octosílabos canto
con rima que se destaca.
Con elegancia lo digo
sin hacer tanta alharaca.
¿Y, y, y? ¿Y el animal?
¡Ah, la vaca! La vaca.
La payada de la vaca de Les Luthierts.
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Gustav, at 17/4/06 6:28 p. m.
¡Viva la vaca!
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Cecily B. DeMented, at 18/4/06 12:52 a. m.
¡Viva!
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Gustav, at 28/4/06 4:35 a. m.
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